“GITÁNJALI” de Rabindranath Tagore.
“La poesía es el eco de la melodía en el universo, en el corazón de los humanos”. Rabindranath Tagore
Tagore fue un filósofo e intelectual nacido en Calcuta, India, sus existencia en este mundo aconteció entre 1861 y 1941, exactamente 80 años. Se le considera el más importante escritor hindú y uno de los grandes humanistas del siglo pasado. Fue un activo luchador por la paz. Es su obra poética más representativa el “GITÁNJALI”, he aquí su primera parte.

Tú me has hecho inmortal.
Así ha sido de tu agrado.
Este vaso mío lo vacías y lo llenas
con vida siempre nueva.
Esta flauta pequeñita
la has llevado por riberas y colinas
y has tocado con ella
un sinfín de melodías.
Al contacto de ambrosía de tus manos,
mi corazón explota de inmensa alegría
y alumbra un torrente de poesía.
Día y noche vas llenando
la palma de mi mano con tus dádivas.
Van y vuelven los siglos
y Tú continúas dando y dando
y siempre hay espacio para más.
Así ha sido de tu agrado.
Este vaso mío lo vacías y lo llenas
con vida siempre nueva.
Esta flauta pequeñita
la has llevado por riberas y colinas
y has tocado con ella
un sinfín de melodías.
Al contacto de ambrosía de tus manos,
mi corazón explota de inmensa alegría
y alumbra un torrente de poesía.
Día y noche vas llenando
la palma de mi mano con tus dádivas.
Van y vuelven los siglos
y Tú continúas dando y dando
y siempre hay espacio para más.
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Esta obra poética está conformada por 157 evocaciones que vieron la luz por vez primera, el 14 de agosto de 1910. Como dato curioso sobre la palabra Gitánjali le referimos que significa: “Una ofrenda de canciones”, pues “Gita”, encarna la palabra canción, y por su parte, “Anjali”, equivale a oferta, no obstante, también se representa como, “Ofrenda de oración de la canción”.
Cuando tú me mandas que cante,
mi corazón parece que va a romperse de orgullo.
Te miro y me echo a llorar.
Todo lo duro y agrio de mi vida
se me derrite en no sé qué dulce melodía,
y mi adoración tiende sus alas,
alegre como un pájaro que va pasando la mar.
Sé que tú complaces en mi canto,
que sólo vengo a ti como cantor.
Y con el fleco del ala inmensamente abierta de mi canto,
toco tus pies, que nunca pude creer que alcanzaría.
Y canto, y el canto me emborracha,
y olvido quien soy, y te llamo amigo,
a ti que eres mi señor.
mi corazón parece que va a romperse de orgullo.
Te miro y me echo a llorar.
Todo lo duro y agrio de mi vida
se me derrite en no sé qué dulce melodía,
y mi adoración tiende sus alas,
alegre como un pájaro que va pasando la mar.
Sé que tú complaces en mi canto,
que sólo vengo a ti como cantor.
Y con el fleco del ala inmensamente abierta de mi canto,
toco tus pies, que nunca pude creer que alcanzaría.
Y canto, y el canto me emborracha,
y olvido quien soy, y te llamo amigo,
a ti que eres mi señor.
¿Cómo cantas Tú, Señor?
¡Siempre te escucho mudo de asombro!
La luz de tu música ilumina el mundo,
su aliento va de cielo a cielo,
su raudal santo vence todos los pedregales y sigue,
en un torbellino, adelante.
Mi corazón anhela ser uno con tu canto,
pero en vano busca su voz.
Quiero hablar, pero mi palabra no se abre en melodía;
y grito vencido.
¡Ay, cómo envuelves mi corazón
en el enredo infinito de tu música, Señor!
¡Siempre te escucho mudo de asombro!
La luz de tu música ilumina el mundo,
su aliento va de cielo a cielo,
su raudal santo vence todos los pedregales y sigue,
en un torbellino, adelante.
Mi corazón anhela ser uno con tu canto,
pero en vano busca su voz.
Quiero hablar, pero mi palabra no se abre en melodía;
y grito vencido.
¡Ay, cómo envuelves mi corazón
en el enredo infinito de tu música, Señor!
Quiere tener mi cuerpo siempre puro,
vida de mi vida,
que has dejado tu huella viva sobre mí.
Siempre voy a tener mi pensamiento libre de falsía,
pues tú eres la verdad
que ha encendido la luz de la razón en mi frente.
Voy a guardar mi corazón de todo mal,
y a tener siempre mi amor en flor,
pues que tú estás sentado
en el sagrario más íntimo de mi alma.
vida de mi vida,
que has dejado tu huella viva sobre mí.
Siempre voy a tener mi pensamiento libre de falsía,
pues tú eres la verdad
que ha encendido la luz de la razón en mi frente.
Voy a guardar mi corazón de todo mal,
y a tener siempre mi amor en flor,
pues que tú estás sentado
en el sagrario más íntimo de mi alma.
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El pensamiento devoto de Rabindranath Tagore se manifiesta en toda su obra, dígase, sus canciones, su dramática, ensayos y de manera especial, en su poesía. Es precisamente “Gitánjali” un poema donde su autor ilustra sus concepciones acerca del hombre, del mundo y de Dios. Al mismo tiempo, se interesa por dar respuestas a sus preguntas, dar sentido a muchos “sin sentido”, acerca de situaciones por las que atraviesa y se replantea una posición ante las mismas.
VIII
Olvidé si tú me avergonzaste alguna vez, volviéndome
tu cara cuando yo te desnudaba mi corazón.
Sólo recuerdo las palabras que tropezaron en el temblor de tus labios;
las sombras de arrebatada pasión de tus ojos oscuros, como las alas
de un pájaro que busca su nido en el crepúsculo.
Olvidé que tú te acordabas, y vine.
IX
Esta mañana mi despertar fue dichoso, porque vi a mi amor.
El cielo era una sola alegría, y mi vida y mi juventud se consumaron.
Hoy mi casa es de verdad mi casa, y mi cuerpo mi cuerpo.
La suerte me ha sido amiga, y mis dudas se disipan.
¡Pájaros, cantad vuestra canción mejor!
¡Luna, derrama tu luz más bella!
¡Dispara, a millones, tus flechas, dios del amor!
Traducción de: Zenobia Camprubi de Jiménez
Donde la mente no tiene temor y la cabeza se mantiene en alto;
Donde el conocimiento es libre;
Donde el mundo no ha sido separado en fragmentos
Por paredes estrechas y serviles;
Donde las palabras salen desde lo profundo de la verdad;
Donde la lucha extenuante estira sus brazos hacia la perfección;
Donde el fluido claro de la razón
No ha perdido su camino en las arenas monótonas del desierto del hábito mortal;
Donde la mente es guiada hacia delante por Ti, dentro del pensamiento y la acción eternamente amplios –
En ese cielo de libertad, Padre mío, deja que mi planeta despierte.
Traducido al Español por Hortensia De la Torre

GITANJALI
( Fragmentos )
INo te atormentes por su corazón,
corazón mío;
déjalo en la oscuridad.
¿Qué se yo si su belleza es sólo de su cuerpo,
y su sonrisa sólo de su cara?
Déjameaceptar sin preguntas este sencillo sentido de sus miradas, y ser así feliz.
corazón mío;
déjalo en la oscuridad.
¿Qué se yo si su belleza es sólo de su cuerpo,
y su sonrisa sólo de su cara?
Déjameaceptar sin preguntas este sencillo sentido de sus miradas, y ser así feliz.
II
Igual me da si es un manto de ilusión
el que sus brazos tejen alrededor de mí,
porque el manto es rico y raro;
y al engaño se le puede sonreír,
y olvidarlo.
III
No te atormentes por su corazón, corazón mío;
conténtate si la música es verdadera,
aunque no se pueda fiar en la palabra;
disfruta de la gracia que danza,
como un lirio,
sobre la mentirosa
superficie ondeante,
y sea lo que fuere de lo que vive allá en el fondo.
Igual me da si es un manto de ilusión
el que sus brazos tejen alrededor de mí,
porque el manto es rico y raro;
y al engaño se le puede sonreír,
y olvidarlo.
III
No te atormentes por su corazón, corazón mío;
conténtate si la música es verdadera,
aunque no se pueda fiar en la palabra;
disfruta de la gracia que danza,
como un lirio,
sobre la mentirosa
superficie ondeante,
y sea lo que fuere de lo que vive allá en el fondo.
IV
Deseaste mi amor, y, sin embargo, no me amabas.
Por eso mi vida se cuelga de ti como una cadena,
que te grita y se te aferra, más dura
cuanto más luchas por ser libre.
V
Mi desesperación ha llegado a ser tu compañera mortal,
y se agarra al más leve de tus favores,
pretendiendo arrastrarte hasta la caverna de las lágrimas.
Has destrozado mi libertad,
y, con su ruina, te has fabricado tu propia prisión.
Deseaste mi amor, y, sin embargo, no me amabas.
Por eso mi vida se cuelga de ti como una cadena,
que te grita y se te aferra, más dura
cuanto más luchas por ser libre.
V
Mi desesperación ha llegado a ser tu compañera mortal,
y se agarra al más leve de tus favores,
pretendiendo arrastrarte hasta la caverna de las lágrimas.
Has destrozado mi libertad,
y, con su ruina, te has fabricado tu propia prisión.
VI
No supe lo que hacía un momento y vine.
Pero alza tus ojos
que yo vea si queda aún alguna sombra de los días pasados,
una pálida nube, ya sin lluvia, en el horizonte.
Sopórtame un momento¡ aunque yo no sepa lo que hago.
No supe lo que hacía un momento y vine.
Pero alza tus ojos
que yo vea si queda aún alguna sombra de los días pasados,
una pálida nube, ya sin lluvia, en el horizonte.
Sopórtame un momento¡ aunque yo no sepa lo que hago.
VII
Las rosas están todavía en capullo,
y no saben aún cómo descuidamos coger flores este verano.
La estrella de la mañana tiene todavía el mismo silencio palpitante;
la luz primera está enredada aún en las enredaderas que cuelgan de mi ventana,
como en aquellos días pasados.
Olvidé un momento que todo había cambiado,
y vine.
Las rosas están todavía en capullo,
y no saben aún cómo descuidamos coger flores este verano.
La estrella de la mañana tiene todavía el mismo silencio palpitante;
la luz primera está enredada aún en las enredaderas que cuelgan de mi ventana,
como en aquellos días pasados.
Olvidé un momento que todo había cambiado,
y vine.
VIII
Olvidé si tú me avergonzaste alguna vez, volviéndome
tu cara cuando yo te desnudaba mi corazón.
Sólo recuerdo las palabras que tropezaron en el temblor de tus labios;
las sombras de arrebatada pasión de tus ojos oscuros, como las alas
de un pájaro que busca su nido en el crepúsculo.
Olvidé que tú te acordabas, y vine.
IX
Esta mañana mi despertar fue dichoso, porque vi a mi amor.
El cielo era una sola alegría, y mi vida y mi juventud se consumaron.
Hoy mi casa es de verdad mi casa, y mi cuerpo mi cuerpo.
La suerte me ha sido amiga, y mis dudas se disipan.
¡Pájaros, cantad vuestra canción mejor!
¡Luna, derrama tu luz más bella!
¡Dispara, a millones, tus flechas, dios del amor!
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